Es conocida por su patrimonio arquitectónico, que incluye el Monasterio de Sant Benet de Bages, la Catedral de Santa María y varios edificios de interés histórico. La ciudad también es famosa por ser el lugar donde San Ignacio de Loyola vivió una experiencia espiritual significativa, lo que la convierte en un destino de peregrinación importante para los seguidores de la espiritualidad ignaciana.
Además de su relevancia histórica y religiosa, Manresa es un importante núcleo económico y comercial de la región, con un entorno natural privilegiado que invita al turismo y a la práctica de actividades al aire libre. La ciudad también se caracteriza por una vida cultural activa, con eventos y festivales que celebran tanto su tradición como su dinamismo contemporáneo.
En resumen, Manresa es una ciudad que mezcla historia, espiritualidad, patrimonio y modernidad, lo que la convierte en un lugar único y de gran interés en Cataluña.